20 de febrero de 2019

Responsabilidad Activista


Esta semana han llegado a mí un montón de situaciones que me han hecho pensar cuál es el lugar de la responsabilidad en el activismo.

Y, como en mi vida personal todo va tan putamente bien que no tengo inspiración para los escritos, voy a reflexionar un poco sobre este tema. 

El activismo es curioso, porque se trata en su esencia de posicionarse frente al otre como el superior moral; casi siempre además pretendiendo no serlo, predicando tolerancia o suponiendo emplear medidas menos violentas que el otre para avanzar terreno.

De esta esencia del activismo, como acción que se posiciona en contra del otre u otres, surgen muchas oportunidades para ser responsable. O, en su defecto, irresponsable y descuidade.

No quisiera entrar aquí a debatir si el activismo es o no una acción de posicionamiento moral contra otras opiniones que se perciben como alteridades. La observación participante en cualquier grupo activista al azar (vegano, feminista, fascista, etc.) muestra con claridad la formación de identidades estratégicas en sus integrantes, ejercitadas con más fuerza cuanto más intensa la oposición.

El primer espacio de responsabilidad en el activismo es precisamente en el enfrentamiento ante la disidencia. Este punto no me interesa tanto, porque allá cada cual con su doble moral. No se puede "luchar por la paz". En este sentido, es interesante mantener los argumentos lógicos, formales y lejos de los ataques personales. 
Sirve tanto para pelear contra el otre normativo (carnívores para une vegane, machirulos para una feminista), como para argumentar contra el otre activista. Porque aquí no se salva nadie de ser visto como el enemigue. Cada vez más, los activismos se atomizan subestimando el valor de un frente unido. Imaginando opresiones por parte de quienes deberían ser aliades y obviando el problema de raíz.
No quiero decir con esto que no haya, por ejemplo, feminismos racistas, clasistas o tránsfobos. Claramente los hay. Simplemente me parece que enfocarse en luchar contra las mujeres que comparten una gran parte de su opresión contigo porque no se han deconstruido del todo ignora al otro que nos arrodilla a todas a la vez. Y así sucesivamente.

El segundo espacio de responsabilidad que se me ocurre es dentro del propio activismo. Este tiene más leña que cortar.
Cuando yo hablo de responsabilidad -una palabra decididamente ambigua- me gusta hacerme las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las necesidades? ¿Cuáles son los límites? ¿Quién ejerce los cuidados? ¿Qué expectativas hay? Esto es porque para mí, la responsabilidad pasa por reconocer mis necesidades y mis límites, honrar los de otres y cubrirlas en la medida de las expectativas que he generado.

Emplearé Poliamor Bogotá de ejemplo, por tener la información más a mano. Pero todas sabemos de qué pie cojea esta mesa.

Así, si en Poliamor Bogotá yo ofrezco un espacio inclusivo y libre de prejuicios, estoy creando una expectativa de cubrir ciertas necesidades muy concretas. Mi responsabilidad recae en reconocer los límites de la organización para ofrecer dicha inclusión y ausencia de prejuicios. Porque, claramente, no somos omnipresentes ni todopoderoses. Aunque lo hagamos muy requetebien.

Esta responsabilidad dentro del activismo va más allá, creo yo. Una vez que reconozco los límites de la entidad activista, debo aceptar la autonomía de la responsabilidad individual. Sea de les integrantes (portavoces y representantes), o de les participantes en el lado receptivo del asunto.

Entonces, supongamos que cuento con individues desjuiciados -qué bonita palabra, eh- que se niegan a avanzar por el debido proceso de deconstrucción que obliga el sagrado poliamor. Y, en ese andar, llegan a nuestro taller desoyendo las normas que explicitamos por escrito y verbalmente con anterioridad en contra del machismo y otras formas de discriminación. Digamos que una de estas personas suelta, finalmente, algún improperio ofensivo en una mesa delante de varias personas. Otra vez: ¿Cuáles son las necesidades? ¿Cuáles son los límites? ¿Quién ejerce los cuidados? ¿Qué expectativas hay?
La necesidad será muy diferente dependiendo de los límites de cada persona en la mesa. Para algunes, simplemente continuar el taller; para otres será importante una llamada de atención o incluso el veto del ofensor en participaciones futuras. Quién ejerce los cuidados es clave aquí. Si la expectativa es un espacio inclusivo y libre de prejuicios, pensemos quién conforma y crea este espacio. Existe colectivamente, gracias a la participación activa de todes. No habría Poliamor Bogotá sin moderadores, pero tampoco sin participantes. Diferir la responsabilidad de cuidados jerárquicamente en dirección a unas pocas personas, sean moderadores, organizadores, o similar figuras de poder, solamente logra el efecto de disuadir al participante de su papel fundamental en salvaguardar las condiciones para cubrir sus propias necesidades. Es lo que ocurre en los Estados. La responsabilidad del activismo es recordar continuamente que los espacios son de creación colectiva. Teniendo en cuenta que soy yo quien determina, en última instancia, lo que significa inclusivo o libre de prejuicios para mí. Y que solo yo puedo saber mis límites respecto a cuándo se cruza definitivamente la linea de mi necesidad al respecto, por tanto es mi responsabilidad individual alzar la voz si quiero más inclusión o menos juicios de valor.

La responsabilidad colectiva -y organizativa- reside en hacer esta tarea lo más sencilla posible. Reforzando positivamente al individuo cuando lo hace y brindando las herramientas (rutas de acción, guías de comportamiento, etc.) con el fin de que no sea una opción capacitista.

En tercer y último lugar, la responsabilidad individual en el activismo se puede ampliar aún más.

Una de las formas que me parece importante destacar es la atención a los referentes de autoridad que creamos cuando somos ejemplo de visibilidad. A veces, parece que se nos olvida que cada una de las personas al frente de una organización, colective, página o comosellame activista representa el modelo a seguir de ese paradigma para muchísima gente -a veces miles de personas-. Gente que cuentan con menos privilegios, por vivir en una ruralidad sin acceso a eventos, por tener una familia que les discrimina... Y ven a quienes se suben a los podios del poliamor como ejemplos a seguir. Podemos repetir mil y una veces que "somos aprendices, que en esto no hay expertes, que cada camino es único". Y aun así graban a fuego cada una de las palabras que oyen. Por eso, creo que la responsabilidad individual en el activismo empieza por la humildad.

Desde aquí, mi sugerencia a quienes nos encontramos -buscándolo o no- en posiciones referentes es formarnos de manera continua. Pues si la necesidad de la comunidad es contar con figuras como modelo, creo que nuestra responsabilidad individual pasa por ofrecer información clara y veraz que contribuya a solucionar las dudas de quienes las tengan. Más de un caso hay por ahí de personas muy visibles que añaden confusión desde sus respectivos podios, enmarañando terminologías o mezclando ideas sensatas con jerigonza.

La responsabilidad individual ha de nacer también de quienes visitan los espacios de activismo. Porque es muy fácil reclamar un estándar de calidad a la organización activista que frecuento una vez al año o conozco a través de las redes sociales, pero ya cuesta un poco más poner horas de mi tiempo y energía voluntaria y gratuitamente en hacer reales todas esas magníficas ideas que tengo. La responsabilidad participante empieza por reconocer que mi necesidad en un espacio colectivo, más allá de los compromisos previamente comentados, también la puedo expresar y movilizar yo.
Empleando el ejemplo anterior, una medida generalizada de veto o sanción por parte del moderador hacia quien realiza el comentario machista no sería tan útil para cubrir las necesidades individuales como si la persona con el límite más bajo expresa su necesidad y sugiere una ruta de acción acordada por todes.

Así, reconozco conscientemente los límites que tiene la organización y las personas que la conforman. Cerrando el ciclo de cuidados.

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