Es en los momentos más bajos en los que se evidencia, siempre, la fuerza de una buena constelación. Creada, como las raices de las plantas, regando poco a poco cada día -o cada semana, según haga falta. Un rizoma que ha crecido cuidando a base de paciencia, confiando en que dará frutos (o por lo menos ofrecerá sombra bajo la que cobijarse) pese a que a veces es invisible a los ojos.
Entonces, tranquila y llena de compasión, quiero escribir para agradecer -aunque ya lo haya hecho individualmente- a todas las personas y momentos que me han colmado de cariño en estas últimas semanas. Porque es importante recordarnos que de todo se aprende y visibilizar también la contentura, para poder repetirla.
A la madre que me parió, aunque ha sido a quien más me ha costado explicarle, me ha acompañado desde el silencio con abrazos y besos. Me he colado en su cama una vez más cuando la soledad no me dejaba respirar. Me ha dado de comer. Hemos salido corriendo al hospital. Cuando por fin he encontrado las palabras, duras y asépticas, ahí ha estado. Por su paciencia. A ella, la primera que siempre está incluso cuando no lo parece. Gracias.
A la caleña que vive con nosotras quien, prefieriendo su espacio y soledad, me ha abierto las puertas de su cuarto. Que me ha recogido del suelo cuando me faltaban todas las fuerzas y era la única persona cerca. Porque ha hecho lo posible por darme mimos. Gracias.
A Julieta y toda su compasión, más de la que yo tuve con ella cuando hace un año estaba en mi lugar. Por venir corriendo a mi casa en bici a pasar una mañana entera. Por todos los burritos. Por recordarme que yo puedo. Por ayudarme a empezar. Por ser el respeto que no me tenía a mí misma. Por estar. Por sacarme a bailar. Gracias.
A Angelita, por sus cientos de canciones, mensajes místicos y memes. Por ver más allá de su carisma y avisar. Gracias.
A la Yopis, por dejarme llorarle a moco tendido recién salida de la selva. Por estar pendiente aunque tenga sus propias mierdas de las que preocuparse. Por ser siempre un rayo de sol y alegría. Por inspirarme. Gracias.
A la mujer con la que me casé. Que me ha escuchado de corazón cuando lo que decía no tenía mucho sentido ni siquiera para mí. Por abrirnos un espacio seguro de nuevo, con lo que implica y todas nuestras diferencias de tiempos (emocionales y materiales). Gracias.
A varias personas del desierto, que desde lejos me han demostrado dunas inmensas de amor:
Quien me ha leído cada pensamiento a diario, permitiendo un espacio libre de juicio para que no estuviera sola con mis ideas. Mandado abrazos cada noche y cada mañana, además de textos y vídeos para acompañar la reflexión.
Quien me ha dicho "te amo" cuando más necesitaba recordarlo.
Quien se ha masturbado conmigo desde Zurich a través de un ordenador.
Quien me ha contestado, en mitad de una boda, dudas teóricas sobre el poliamor. Y ofrecido hablar más en una mejor hora.
Quien me ha mandado fotos de su huerta desde Israel.
Gracias.
A mi antigua pareja, que me ha cuidado con música y ratas durante 3 años en la distancia. Por dejarme hablar sin tener ni idea de lo que pasaba y decirme francamente lo que pensaba. Por hacerme reírme de mí misma y de la vida una vez más. Fue mi primera sonrisa en tres días. Por el punk. Gracias.
A mi espejo, trópico de Cáncer y alma paralela. Por toda la terapia de reestruccturación cognitiva. Por protegerme de mí misma. Por quererme como sólo tú puedes, que es como me quiero a mí misma. Gracias.
A mi espejo, trópico de Cáncer y alma paralela. Por toda la terapia de reestruccturación cognitiva. Por protegerme de mí misma. Por quererme como sólo tú puedes, que es como me quiero a mí misma. Gracias.
A las nuevas relaciones que estoy comenzando, que venía hilando antes de que se hundiera este barco, por la paciencia y el cariño con el que me estáis cuidando. Por no huir de mi miedo a confiar y a la intimidad. Se pasará. Gracias.
A las dos personas que me están coqueteando sin misericordia, también gracias. Porque oye, una tiene además su orgullo y sienta bien saber que no es el fin del mundo ni del erotismo. Y las ganas venían de antes, aquí no engañamos a nadie.
Seguro que me dejo a alguien. La idea es recordar(me) que estoy muy rodeadita de afectos y agradecida por todo este (poli)amor.
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