7 de febrero de 2017

Corazón partío

"Solo eres tan buena persona como logres serlo en tus peores momentos".

Una vez, un tío al que dejé me mandó una foto del culo de la vieja con la que estaba dos días después de nuestra última conversación. Con la excusa de contarme que solo estaba con ella para suplir una necesidad que yo le había creado.

Otra vez, uno de mis mejores amigos -mi hermano cósmico- utilizó el hecho de que habíamos dormido juntos para hacer daño a una amiga durante su ruptura con ella.

En otra ocasión, intenté pegarle a mi ex-novio por estar acostándose con otra chica cuando aún manteníamos conversaciones sobre cómo arreglar la relación. Me justifiqué en el hecho de que teníamos acuerdos de monogamia explícitos.

Si no eres -diría 'somos', pero después de esa ocasión me prometí trabajar en mí para nunca volver a cometer algo semejante- compasive, empátique y buena persona hacia tu compañere sentimental en un momento tan complejo como es la decisión de tomar caminos separados... ¿Puedes realmente considerarte buene?
¿Importa quién haya tomado la decisión? ¿O por qué motivos?
Creo que no.

Los sentimientos de las personas son cambiables y fluidos. Tú no has sentido lo mismo por nadie durante más de dos años, es ciencia. Entonces, ¿cómo mejor afrontar ese momento?
Opino que con calma, respeto, solidaridad.
Ambes deben apoyarse mutuamente en ese momento.

Cuando he tomado la decisión de emprender ese camino de paz, estuviera en el lado del receptor o del emisor del mensaje de partida, me ha ido mucho mejor.
No solo me he sentido mejor conmigo misma por no caer en la bajeza de despreciar a quien antes quería, sino que también he logrado conservar vínculos que de otra forma hubiera sido imposible mantener vivos. Años después, sé que mi ex-novio es feliz con su preciosa hija. Mi brother from another mother sigue viviendo en la música. Y, aunque lo otro es más reciente, conseguí tener una última conversación pacífica con el de la foto que estoy segura hará de nuestro próximo encuentro mucho más placentero que si se hubiera quedado en eso.
Sin humildad ni reparos, diré que gran parte del esfuerzo ha sido mío. Al preferir fluir desde un final hacia una relación sana aunque diferente; en lugar de caer en el mito de que si no es amor, debe ser odio, dolor, desazón.

No significa que no haya dolor en ningún momento. Que no se sienta. Negar que la pérdida, el rechazo, la soledad, e incluso la mella en la auto-estima de tal suceso existan sería absurdo. Consiste en comprender que la otra persona no te ha infligido nada de eso por maldad o deseo de verte heride. Simplemente obedece su propia necesidad de ser feliz, su búsqueda personal de comprensión y compañía que de alguna u otra manera ya no te incluyen.
¿Es personal? Sí. Por supuesto, por eso se llaman relaciones interpersonales.
¿Es la otra persona responsable de tu dolor? De ninguna manera. Tanto como lo sería aquella que, buscando su propia felicidad y alcanzar sus objetivos profesionales, se va de casa de sus padres y estos quedan con severo síndrome de "nido vacío". No está buscando el hije hacer daño a los padres, sino perseguir su independencia.
¿Puede quien marcha ser compasiva, solidaria y empática hacia tu dolor? Debería. De eso trata todo esto.
¿Hasta qué punto? Ahhh... Interesante. Pues yo digo que hay que insistir en la compasión, pero toda paciencia tiene un límite. Si el recepter del mensaje de partida insiste en bombardearte con el mensaje de: "Me has dejado el corazón partío", tratándote vez tras vez de saco de lágrimas o de boxeo sin vistas a una próxima recuperación... Es momento de partir -con o sin adiós-.