19 de junio de 2018

Limerencia

Mala feminista.
Mala poliamor.

Celosa, envidiosa, egoísta.

Sumisa.
Promiscua.

Por activa o por por pasiva, la mujer-hembra siempre pierde. Condicionada al pre-juicio constante de sí misma.

Qué pasa si, tras un par de años de deconstrucción, caes en un viejo patrón. Muerte. Mal por dos.

Nadie tiene que decirte nada, tú sola te sobras y te bastas.

Mayor.
Ya estás muy mayor para estas tonterías. Vieja.

Todo es fácil en pantalla, teoría y prosa. La práctica es otra cosa.
Depílate, ten novio y compra un piso si quieres entrar en el paraíso.