21 de enero de 2020

Poliamor, ¿amor altruista o egoísta?

Estoy leyendo el artículo de Wikipedia sobre amor y me sorprende la claridad de la propuesta ética respecto a los dos tipos de amor posible bajo los cuales se agruparían todos los demás.

Al contrario que el artículo en inglés, antes de adentrarse en las diferentes versiones biopsicosociales y religiosas de este macro-concepto, el texto propone que todas las definiciones del amor caben en una u otra de dos interpretaciones: el amor altruista, compasivo y cooperante; o el amor egoísta, competitivo, rival e individual. Una y otra idea están, a su vez, ligadas a conceptos espirituales o materiales respectivamente.

A medida que leo ejemplos de ambas propuestas, me pregunto lo obvio. El poliamor... ¿Propone un amor altruista o egoista?

Algo curioso en el poliamor es que, por más que nos dedicamos a filosofar sobre la forma de vincularnos afectivamente, el amor es un tema ampliamente evitado. Hablamos de acuerdos, de límites, de necesidades, de responsabilidad, se nos llena la boca insistiendo en la importancia de la comunicación y nos atrevemos hasta con los celos. Pero nadie se mete con el amor. Nos limitamos a criticar los mitos románticos, pese a que los reproducimos continuamente en nuestras relaciones.

Vagalume tuiteó esto, dando en el quid de la cuestión:

Me acabo de topar con una reflexión de Roma de las Heras que me ha fascinado:

El apoyo mutuo se basa en la reciprocidad, no en el altruismo.

**el altruismo es un valor de clase, es altruista quien puede. Ser altruista se sostiene sobre tener las necesidades cubiertas, y la reciprocidad sobre el reconocimiento de esas necesidades y la interdependencia para cubrirlas.


Pienso en todas las veces que he leído o escuchado a gente de la comunidad hablar sobre un amor altruista, que no espera nada a cambio de lo que da. En las bondades de tener una disposición de abundancia -frente a una mentalidad de escasez- al amar. Todo muy bien traido con esa siempre presente ética New Age.

Y encuentro una pista que me gusta.
Tú puedes creer lo que quieras sobre el amor.
Pero yo te digo que el amor es recíproco y consciente de las necesidades mutuas. No altruista. Y menos a costa del bienestar propio. Está en la mitad entre lo material y lo espiritual. Cuidadoso sin dejar de ser egoísta.

16 de enero de 2020

Yo no soy tu líder activista

Algunas vivencias de este último año me han precipitado a decisiones que llevaba tiempo postergando. En resumen, he elegido alejarme de acciones activistas en contextos físicos para dedicarme -por el momento- exclusivamente al activismo virtual. Y, aunque la separación sea a veces compleja de ver, quiero enfocarme solamente en la educación en diversidad relacional en los espacios de talleres.



Un detalle curioso de este proceso ha sido, como siempre, comentarlo con compas del sector. Quienes llevan años liderando movimientos similares comprenden perfectamente mi frustración.

Por si acaso, antes de profundizar más, aclararé por milésima vez que el activismo va de proponer un "deber ser" contra-hegemónico. Una alternativa supuestamente mejor que la normativa. Mientras que la educación consiste en enseñar todo el abanico de opciones posibles, junto con las herramientas para tener criterios ante la elección. Y recordaré que el poliamor es, sin lugar a duda y tal como se vive en las comunidades de encuentro, un activismo voraz ante quien no acata la nueva religión. Hay principios muy concretos que guían cómo es mejor hacerlo / serlo (aunque cada persona tenga ideas diferentes sobre su significado).

Así, alucinando que igual alerto a alguien contra la inútil idea de intentar cambiar el mundo a través de las comunidades de base (o simplemente para desahogarme) trataré de explicar por qué no soy -ni quiero ser- tu puta líder activista:

Alguien una vez me dijo que yo, como líder de Poliamor Bogotá, estaba obligada a ser más responsable afectivamente, honesta y cualquier otro principio del caso que nadie más. De dar ejemplo. En ese momento me creí el cuento y cargué con la culpa de no ser la Persona Poliamorosa Perfecta ®. Creo que muches participantes de la comunidad ven a quienes organizamos los espacios como "seres iluminadus" que hacemos todo esto mejor.

Hay varios fallos con esta idea.
Primero, no existen criterios de selección más allá de querer y poder hacer activismo para estar a la cabeza de estos espacios. Las razones para dedicarnos al activismo pueden ser muy egoístas o completamente altruistas. Yo junto una mezcla de ambas, desde mi necesidad personal de contar con burbujas de inclusión, reconocimiento o aceptación de mi identidad hasta el deseo de proveer herramientas de gestión emocional para que otres sufran un poco menos. PERO hasta ahora no hay correlación entre las virtudes morales que asociamos al poliamor y el privilegio de disponer de tiempo o ganas para dedicarse a esto. Y doy fe que la brecha entre mi información y mi acción es inmensa. Muchas veces por mi propia incapacidad, tantas otras porque es necesaria la intención comunitaria para volverlo realidad.
El otro gran lío con esta idea es que jerarquiza. Si yo lo hago mejor por el simple hecho de hacerlo más frecuentemente, podemos empezar a creer que algo poseo para ese savoir faire asumido y esperado. ¿Conocimiento? ¿Criterio? De esta forma, independiente a mis virtudes o capacidades reales, tan solo por mi perrenque [léase energía y dedicación en España] se me otorgan potestades de decisión que quién sabe si correspondan.

No quiere decir lo anterior que no tenga buenas ideas, válidas, leídas, bien formadas y útiles para la toma de decisión. Mi obsesión con el poliamor ha alcanzado niveles patológicos. Los más de 500 artículos que hay en esta web están filtrados y escogidos por mí, entre muchos otros que leí y no seleccioné. A mi correo llegan alertas de Google News y T&F semanalmente. Es posible que sí sepa qué decisión tomar. Bajo mis criterios sobre lo que es mejor, claro está. ¡Qué responsabilidad!

El asunto con los criterios es que se forman sobre sistemas de principios completamente propios a cada individue. Lo que cada quien piensa que está bien o está mal. En mi última crisis existencial aprendí que mis valores eran completamente subjetivos y, por tanto, no eran moralmente superiores a los de nadie más. Mal que nos pese, hasta que no descubramos a Diosatodopoderosa ® y nos entregue los mandamientos de la vida, debemos aceptar la diversidad. Ni los principios del poliamor (honestidad, responsabilidad, consenso) son supremos. Ni hay prueba empírica de que la vida regida bajo ellos sea más larga, más saludable (¡ja!), ni mejor según ningún otro parámetro. Y, dado el caso de demostrarse que la experiencia poliamorosa fuera más algo, aun podríamos debatir si efectivamente ese algo es mejor para todes o en todos los casos.

Aceptado esto, si no te gusta lo que pienso, ancha es la Internet o el campo. Haz tu activismo en otro lado. Quienes os habéis quedado, entiendo que será porque coincidís con mi criterio y opinión sobre la decisión. Aunque yo, que conste CLARO Y ALTO, yo no os he pedido quedaros.

Entonces, valóralo.
Entiende el esfuerzo y tiempo que me ha costado aprender. Cuando hablo de poliamor no expreso simplemente mi opinión. Comparto este conocimiento, también, atravesado por la lente de mi experiencia. Comprende que yo no lo cuento, no viajo, converso, escribo y leo a diario sobre esto para que llegue el machx de turno a apropiárselo. Dame crédito cuando corresponda (esto vale para mí o cualquier otra fuente que emplees). No tengas el descaro de citarme en el mismo lugar que abrí para ti y decir que lo leíste por ahí. Esto me ha pasado. Son estas mierdas las que me impulsan a cobrar por los espacios.

A ver, ya lo sé, Casi todas las ideas son iteraciones de otras, más antiguas. Una de mis frustraciones actuales es ver que las feministas de los 70s habían descubierto ya todas estas utopías amorosas de las que hoy hablamos (la responsabilidad afectiva, deconstruir el amor romántico, desjerarquizar la pareja) y no les sirvió para nada. Sin embargo, a veces la mezcla concreta en la que se presentan las ideas es gracias a alguien. Yo le debo mucho a mis profes de sexología y a algunas mentes insanas por ahí. Es justo que las nombre siempre que pueda. Por ejemplo, esto de la explotación de las ideas y cómo es un rasgo más del consumismo al cual nos sometemos viene de @kmi.kc.

¿Quieres quedarte y, aun así, criticar? Asegurate de tener una buena propuesta y alternativa al plan. Intentando co-crear he comprometido cientos de veces lo que creía mejor, tratando de incluir las ideas de otres para construir horizontalidad. Claro que sí, también gracias a la imaginación ajena mis talleres han mejorado otras tantas ocasiones. PERO si te vas a quejar hasta por el color de las decoraciones cuando no has puesto ni un minuto ni un peso ($) en la actividad, tu opinión quizá guárdatela.
Lo mismo aplica para las brillantes ideas que nunca piensas ejecutarUna de las razones más frecuentes de bronca con mi ex era no estar de acuerdo en cuestiones de Poliamor Bogotá. En su esfuerzo por minar mi auto-estima insistía que, si yo no quería hacer las cosas como él proponía, era mala malísima por "desmotivar las iniciativas de la comunidad". ¿Qué buscas cuando propones ideas? ¿Dar a conocer lo brillante que eres por tenerlas? ¿Esperas que otre tome la iniciativa de tu plan? ¿Que te feliciten? ¿Estás pidiendo permiso? Eso no, porque muchas veces he aprobado propuestas y resultados no hay.

Tanto la crítica destructiva como la propuesta sin iniciativa jerarquizan la estructura organizativa. Obligan a que otre tome una decisión: solucionar, iniciar, crear, coordinar, por ti. Tan pronto dejas la decisión en mis manos, me das el poder sobre cómo y cuándo ejecutar. Si quieres que las cosas se hagan como tú las imaginas, hazlas. No logro entender por qué la gente piensa que esto significa atomizar, dividir o antagonizar. Cuando lo que implica realmente es LIDERAR procesos comunitarios en los que inspires a la gente a unirse a tu propuesta. Aceptando que no todo el mundo lo hará. Quizá hay demasiado miedo a fracasar. Puede que sea solo pereza. Muero por escuchar vuestras respuestas.

En fin. En los últimos 3 años he intentado, desde mis conocimientos disponibles, construir un equipo horizontal y multidisplinario que se apropiase de su lugar como referente para una comunidad de más de 8.000 personas. Seguramente más de una y de dos malas decisiones habré tomado. Concluyo con una comunidad satisfecha con seguirme como la figura de mando que no quise ser. Poliamor Bogotá no tenía autoría -ni rostro- para no crear falsa autoridad o verdad. Sin embargo, cuanta mayor apatía percibía, menos ganas de compartir mis ideas e iniciativas. Me siento orgullosa de mis propuestas y yo sí quiero probar suerte construyéndolas.

Como toda autoridad, he sufrido el consiguiente rechazo malcriado a la figura de poder de la cual se depende. Olvidando que es un espacio que ostento otorgado enteramente por la falta de motivación para accionar, por una carga mental que debía haberse compartido y por una responsabilidad de decisión que no me compete.

Así, decido que NO. Ya no quiero ser más la madre sobreprotectora a la que culpar.

Es absurdo predicar sobre desjerarquizar las relaciones afectivas cuando no somos capaces ni de distribuir tareas activistas equitativamente. Esperando que nos manden qué hacer, o nos recuerden nuestros compromisos, desde una lógica de poder y orden social vertical. No quiero jugar más.