26 de abril de 2017

Querer o Deber

Aviso: Esto no tiene que ver con el feminismo.
Es un tema que aparece de forma intermitente en mi vida y mis relaciones. Considero que la aclaración puede ser de utilidad para otras personas, tanto como lo ha sido para mí.

En algún lugar que no logro recordar, leí hace ya muchos años que es importante distinguir entre aquello que es una verdadera necesidad y por tanto se tiene o debe hacer. Y esas cosas que se desean, pero no se requieren para vivir. Aquello que se quiere hacer, conseguir, tener.

Para siempre, desde entonces, cambió mi forma de expresarme. Pero también de oír las peticiones ajenas.

Porque... ¿Qué necesitas realmente para vivir? Agua, alimento, sueño, cobijo. Recientes estudios demuestran que es necesaria la compañía de otros seres humanos para vivir saludablemente. (Más exactamente, que las personas solitarias mueren antes).

Más allá de esto, todas nuestras demás demandas son deseos. No necesidades.

Por ello, me rechina particularmente cuando alguien dice:

"No puedo. Tengo que [_insertar actividad opcional aquí_]". 
El trabajo, trabajo es. Vivimos en un engranaje sin escapatoria en el cual se ha vuelto el medio para cubrir nuestras necesidades de supervivencia. Cualquier otra actividad, por comprometida que se esté en ella, no ha de ser precedida por un "tengo que", sino por un "quiero". Ya. Lo sé, lo sé. Cuestión de semántica. Pero el lenguaje construye nuestra concepción del mundo.
Realmente, cuando decimos eso, nos referimos a que preferimos realizar la [actividad opcional] a la propuesta que nos plantean. Nadie nos está obligando a mano armada a tener que ir a nuestra actividad escogida. Podríamos, de querer, cambiar los planes. Pero no queremos.

Aclaro, inciso, que me estoy refiriendo a actividades de ocio en soledad. O a elecciones previas a adquirir compromisos -por ejemplo: "todos los viernes debo visitar a mis padres"- que denotan una ausencia de flexibilidad. Por supuesto, si ya has quedado de antemano con otra persona, efectivamente tienes (o deberías) cumplir ese acuerdo. No porque sea una necesidad, sino porque implica la responsabilidad hacia otra persona.

Este tipo de mal uso del lenguaje es generalizado. Así, comentamos que alguien:
"Debería hacer [_cualquier cosa_]".
Cuando lo que en realidad estoy expresando es que deseo/quiero que algo suceda. Y de esta forma, transfiero la responsabilidad de conseguir el objetivo desde mi persona (quien realmente lo desea) a cualquier otro ente. ¡Qué maravilla! Pedir y pedir por esa boquita esperando que otres, quienes sean, se encarguen de alcanzar mis deseos.
La legitimidad de si el ente en cuestión es responsable también o no por alcanzar el objetivo no es lo relevante aquí. Sino como yo, al expresarme de esta manera, construyo en mi mente el imaginario de que yo no tengo responsabilidad alguna.

Ejemplo:
"El gobierno debería solucionar el problema de los refugiados".
Son claras las doscientas mil variaciones de esta frase, en las que gobierno se puede sustituir por un ministerio en concreto, alguna otra institución pública o funcionario que la represente; y el problema puede ser un sinfín de temas.

Por último, siendo todes adultes, no sé cómo no nos chirría decirle a un ser independiente que debe o tiene que hacer algo. Será un triste legado de la creencia generalizada de que los menores no son autónomes, y se puede tomar la gran mayoría de decisiones por elles. Así, mucha gente persiste -inclusive yo en ocasiones- en comunicar ideas sobre creencias, valores, opiniones de forma tan contundente como:
"Tienes que hacerlo así".
"Deberías hacer [_lo que yo creo que es mejor_]".
Muchas veces, cuando la otra persona ni siquiera está pidiendo consejo.
Creo que lo ideal es, en el caso de querer expresar la opinión propia o cuando efectivamente sí se está preguntando, comenzar por un: "Yo pienso" o "en ese caso lo que yo haría es...". 
¡Siempre puedes preguntar! "¿Quieres que te de mi opinión?" Mejor eso que hablar por hablar. 

Yo, hay veces, que oigo esos: "Pero mira, es que tienes que hacer esto y lo otro porque así te va a ir mejor". Y, además de entrarme por un oído y salirme por el otro, grabo en mi mente: "A este ya no le cuentes más tus problemas, que tiene afán de Superman".

Ea, me ha salido una mini-píldora feminista para terminar. Para que no os quedéis con las ganas.

22 de abril de 2017

"Cállate y bésame"

¿Alguna vez te ha pasado que estás debatiendo un tema con un hombre y, al no llegar a un acuerdo, te da un beso para callarte?
A mi me pasa todo el tiempo.
Reflexiona sobre las implicaciones de eso por un segundo.
Bisexualas y lesbianas del mundo, ¿alguna vez os lo ha hecho una mujer? Porque a mí, no.

En ese beso está implícito todo el juego de poder que envuelve el género. Yo, macho, utilizo la atracción sexual entre nosotres para determinar que mi argumento es más valioso que el tuyo y decidir cuándo y cómo termina el diálogo sobre este o cualquier otro tema.
"Cállate y bésame".

No te dejes, mujer, callar de esta manera. Por mucho que te guste esa persona. Es probable que el hombre que realiza esta acción acarree consigo una serie de creencias machistas que legitiman tales actos de opresión. Y sino, espera. Espera y verás, cómo la próxima vez que tengas una opinión ligeramente fuerte o inamovible te llama "regañona".