10 de diciembre de 2016

Tinder

Vamos a empezar por dejar claro que poco bueno puede traer (para ningún género) haber reducido el arte de la seducción y las diversas etapas del flirteo a un movimiento con el dedo hacia la derecha o la izquierda sobre una pantalla, que puedes realizar hasta sentada en el inodoro.

La aplicación es de por sí heteronormativa.
Comenzando por que solo se puede seleccionar entre dos géneros. 
Esta exclusión de la diversidad está presente en prácticamente todos los formularios online, por cierto. Incluso las solicitudes de empleo de organizaciones como Naciones Unidas ignoran la certera evidencia de que el sexo -véase intersexualidad- y la identidad de género son mucho más que una dicotomía.

Más allá, si como mujer en Tinder seleccionas "ver" hombres y mujeres, la aplicación va a mostrar un 99% de hombres con alguna mujer raramente intercalada. En cambio, si seleccionas ver únicamente mujeres, igualmente de vez en cuando van a salir resultados de hombres -en una proporción aproximada de 3 por cada 10-. Vamos, que el algoritmo no concibe a una mujer a la que no le gusten los hombres.

Esto en cuanto al jueguito.
Ahora los usuarios, que también tienen lo suyo.

Existe la posibilidad de poner fotos (hasta 6 creo) y una descripción de perfil. ¿De verdad la gente puede juzgar si le interesa o no una persona sobre un papel en blanco? Abrumante la diferencia entre Colombia y España. En casa, casi todo el mundo tiene un algo puesto, aunque sea el típico "1,84". Aquí, oleadas de tíos que sinceramente esperan pescar algo con el único reclamo de su (a veces dudoso) atractivo físico y material. La crítica sobre esto es más que nada a la superficialidad que se nos atribuye -y la del proceso en general-.
Y va una, que se molesta en tener la descripción suficientemente clara para evitar perder el tiempo porque ya bastante absurdo es todo, y aun así más de una vez hay que aguantar cosas como:
[Después de 20 minutos chateando]
- No había leído eso de sin alcohol, ni tabaco o drogas
Bastante radical
Yo no podría
Llevo tiempo sin emborracharme feo
Pero una pola (birra) después de jugar al futbol refresca más que una gaseosa
Y una pola no es tan mala
[Frustrada y decidiendo que, definitivamente, mejor ser monja] 
- Ya, si yo no digo que sea malo
No es para mi
Respeto que otros beban, fumen o lo que sea
Simplemente busco divertirme de otras formas y por eso lo pone

SON CUATRO LINEAS DE PERFIL. ¿En serio represento para ti, hombre cualquiera, algo tan vacío que más allá de mi foto no vas a poner atención a nada? Ya me queda claro el modelo de relación (sea del tipo que sea: amistosa, sentimental, sexual, mística...) que me puedes dar. Y gracias, pero no, gracias.

Luego está la parte del cyberacoso.
Tinder tiene funcionalidades que permiten anexar Spotify -con el propósito de mostrar tus gustos (o disgustos) musicales- e Instagram -con la intención de enseñar más de 6 fotos, tu arte, o la comida que fotografías-. Así puedes saber más de la persona antes de tomar una decisión. Por ejemplo, si pone que su canción favorita es "La Bicicleta - Carlos Vives" es un NOPE. Aún no tengo ejemplos de LIKE por gusto en música, una verdadera pena.
El caso es que creo que un acuerdo tácito en Tinder es que vivimos nuestro contacto dentro de la aplicación hasta que, por mutuo interés, salimos a WhatsApp, a una cita en el mundo real o lo que se tercie. La presencia de mis datos de Instagram son una invitación a ver las fotos, nada más allá. El acuerdo implícito es que nos comunicamos cuando exista un LIKE correspondido por otro LIKE. Si mi perfil pasa por el tuyo y no hay "match", se siente, juega otra vez. Si no me has interesado en la aplicación, ¿qué te hace pensar que:
1) Seguirme en Instagram
2) Dar ♡ a todas las fotos jamás publicadas con mi cara/cuerpo
3) Mandarme un mensaje tipo: Hola, te vi por Tinder
Va a conseguir lo que tus 6 fotos y nulo perfil no ha logrado?
Ahora lo que tengo es miedo. No por ti y tu patético intento. Sino por el estado en el que se encuentra la educación sobre la comunicación entre sexos. Alguien tuvo que enseñar a estas personas habilidades relacionales. Cuando el episodio se repite empiezo a cuestionarme que algo va mal con la sociedad. Esto, de nuevo, tampoco va sobre si eres mujer u hombre. Aunque no me imagino a ninguna tía ligando así, cosas peores habrán hecho. Sino sobre las brechas que hay en nuestra forma de relacionarnos y comunicarnos, de donde vienen y a dónde van.

DA QUE PENSAR.

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